La
proliferación en los últimos años de los videojuegos indies puede habernos
creado a la impresión de que, en realidad, crear un videojuego es algo sencillo
y a alcance de todo el mundo. Esta impresión, sin ser del todo falsa, está
bastante lejos de la realidad: aunque es cierto que con suficiente perseverancia
casi cualquier puede crear un videojuego (la calidad del mismo ya es un tema
aparte), el desarrollo de éste está muy lejos de ser un proceso sencillo. Pero, ¿cómo se crea realmente un videojuego? ¿Cómo llegan las ideas desde la mesa
de diseño hasta el producto terminado y distribuido?
Como os podréis imaginar, todo
comienza con una idea. A poder ser, una
buena idea. Rara vez se tiene todo el concepto de lo que será
el juego en la cabeza cuando uno se pone a diseñar, aunque por supuesto sería
lo ideal. En general, hay alguien que dice "sería genial tener una pistola
de portales" y acto seguido alguien contesta "¿sabes? Creo que
podríamos hacer un juego de puzzles con algo así". Y probablemente después
se pidan otra ronda. El paso de tener una idea original no es obligatorio (no
hay más que ver la profusión de clones que existen en el mercado de los
videojuegos), pero sí muy recomendable. Si carecemos completamente de
creatividad, siempre podemos hacer un remake o una copia más o menos descarada
de algo que esté funcionando bien en el mercado, pero para este artículo
supondremos que hemos tenido una idea genial.
Una vez tenemos la idea, podríamos
pasar directamente al diseño, pero hay un par de fases previas opcionales que
podrían ahorrarnos mucho tiempo, esfuerzo e incluso dinero. Una de ellas es la evaluación previa del mercado.
Es bastante probable que con nuestro juego estemos pensando ganar dinero, así
que deberíamos echar un vistazo a qué es lo que está triunfando en el mercado
en estos momentos: qué géneros, mecánicas, argumentos y apartados gráficos
están de moda. ¿Significa eso que si se llevan los juegos de acción con zombies
no debo crear un juego de puzzles con magia y trolls? Por supuesto que podemos.
Quizá incluso debamos: en un mercado muy saturado la competencia es mucho más
feroz. Pero para saber qué evitar también debemos conocer el mercado en el que
nos vamos a mover.
Por último y como fase previa al
diseño del videojuego propiamente dicho, hay que ser realistas y tener en
cuenta la viabilidad
técnica de nuestra idea. Hasta
que no tengamos el diseño y quizá un prototipo no sabremos a ciencia cierta
cuánto tiempo y dinero nos va a costar, pero si nuestra idea es hacer
"algo como un GTA pero en el espacio" deberíamos ser conscientes de
que probablemente no tengamos los recursos necesarios. Además, antes de
sentarnos en la mesa de diseño deberíamos tener claras las plataformas para las
que va a salir nuestro juego y la plataforma de desarrollo que vamos a
utilizar, porque es muy distinto diseñar un juego para móviles, para consolas y
para PC.
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